Crucero Hechizo Celta a bordo del Prinsendam

Nuestra colega Araceli del Blog Crucero Adicto acaba de desembarcar del buque Prinsendam de Holland America y ha querido compartir su experiencia con nosotros.Os dejamos a continuación sus refelexiones y algunas fotografías.

«Cada experiencia vivida en un barco de Holland America Line ha sido  nueva y distinta; la ruta, el pasaje, la tripulación, incluso el camarote elegido influyen en la percepción y valoración de un crucero. Desde el Ms. Eurodam o el Ms. Oosterdam, de los más grandes de la flota, pasando por el el Ms Ryndam de tamaño mediano, siempre he encontrado los estándares de calidad que ofrece esta naviera Premium pero en el caso del Ms. Prinsendam, el más pequeño de la familia, encontré  detalles que superan esta clasificación.

Cuando elegí este barco, tenía claro que las señas de identidad de HAL estarían presentes pero mis expectativas eran contradictorias;  por un lado me llegaban comentarios que pintaban un barco viejo, con estancias demasiado básicas y muy desfasadas y por otro me hablaban de un barco muy elegante y marinero con un servicio y gastronomía excelente. Creo que nunca me había sentido tan nerviosa y expectante al embarcar como en esta ocasión. Tras un embarque cómodo y sin grandes esperas en la terminal de Ámsterdam, pronto se despejarían mis dudas.


La primera sorpresa no se hizo esperar, al informarnos del cambio del camarote asignado a otro de  categoría superior. El crucero comenzaba bien.

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Aunque en esta ocasión el escenario era algo distinto, nada más ver a la sonriente tripulación indonesia, recordé porqué me gusta tanto esta compañía.

Nuestro camarote estaba muy bien situado, en la cubierta siete, cerca de los ascensores y hacia la proa. Una vez en él,  nos  daba la bienvenida una nota del capitán con una botella de champagne y un cesto de fruta fresca que renovarían a diario de acuerdo a nuestras preferencias. Encontramos una cabina espaciosa, con una gran ventana y muy bien equipada, zona de estar, televisión con pantalla plana, minibar y un pequeño  vestidor  con mucha capacidad para ropa y enseres y por último un cuarto de baño de muy buenas proporciones, totalmente renovado con espejos, ducha de masaje y una gran bañera, como siempre bien surtido con productos de la marca ELEMIS. La comodidad de la cabina y el gran espacio de almacenaje, le hace idóneo para los grandes viajes que suele realizar este barco.

Debido al cambio de camarote, nuestras maletas no llegaban, pues tenían el número del asignado anteriormente y allí las habían dejado. Este pequeño incidente nos proporcionó  la oportunidad de contactar con Sonia, la asistente del Chief Housekeeper, una colombiana encantadora  que estuvo pendiente de nosotros durante todo el crucero, atenta a nuestros deseos y necesidades.
El Ms. Prinsendam fue construido en 1988 para la Royal Viking con el nombre de Viking Sum, más tarde pasó afirmar parte de la flota de Seabourn. Concebido como un barco exclusivo, con todas las comodidades y donde los pasajeros confraternizaban con los oficiales y el resto de la tripulación. Desde su adquisición por HAL en 2002, han continuado con esta filosofía, más propia de compañías de lujo.

En este crucero recibimos varias invitaciones para distintos eventos; el Champage Lunch de la Sociedad de Marineros, Coctel con el Capitán, etc.,  pero hubo una muy especial del Hotel Manager, Firmin Van Walle, para cenar en el Pinnacle Grill, junto con Sonia la asistente del Housekeeper. Para esta ocasión habían encargado un menú especial que preparó el Chef  de origen indio y  que nos sorprendió con los sabores de su país. Fue  una cena inolvidable por la amabilidad y simpatía de nuestro anfitrión, de origen Belga y que había vivido varios años en el sur de España. Nos contó muchas cosas interesantes sobre el barco, en el cual había trabajado desde sus comienzos con la Royal Viking  y al que volvió hace unos años  trabajando para HAL, ya que su sueño era jubilarse en él y lo haría el próximo mes de mayo. También hablamos de las peculiaridades del pasaje según su nacionalidad y de la distinta forma de organización que se requería según el continente del que partieran y la duración del crucero. Fue una larga y amena velada que quedará como un grato recuerdo de este viaje.

Según nos informaron, el barco entrará en septiembre en dique seco para renovar algunos espacios, espero que no sean reformas estructurales, pues el barco es elegante y sereno, muy marinero y desde su remodelación en 2007, cuenta con todos los espacios característicos del programa de HAL Signature of Excelence, acordes con su tamaño; el Exploration Café que alberga una acogedora biblioteca  muy concurrida, la sala de internet y una zona con juegos;  el restaurante alternativo Pinnacle Grill; el Explorer Longe; el Ocean Bar o el Crouw’s Nest, uno de mis lugares favoritos a bordo de los barcos de HAL con su gran observatorio en proa, donde puedes relajarte, leer, escuchar buena música o simplemente mirar al mar.

El pasaje de este barco era en su mayoría americano, aunque había un nutrido grupo de holandeses, británicos y una pequeña representación de otras nacionalidades, con una elevada media de edad y en su mayoría cruceristas experimentados. También se encontraba a bordo un pequeño grupo de jóvenes y adolescentes de varias nacionalidades que compartían jacuzzis, charlas, bailes y risas.
Las posibilidades de entretenimiento son variadas; clases, talleres, conferencias y por supuesto el juego del Trivial tan popular en estos cruceros. Las clases en el Centro de Artes Culinarias son una buena opción, sobre todo en días de navegación,  pero lo que más me gusta a bordo,  es poder leer, pasear o hablar con mis compañeros de viaje sin tener que recibir estímulos constantes ya sean dirigidos a la participación en juegos o actividades o induciendo al consumo y en este barco el relax en ese sentido es total.

La música no faltaba;  en el Crow’s Nest encontrábamos a Daryl, el simpático pianista que atendía las peticiones de su público o hacía juegos musicales,  también había música en vivo en el Explorer Longe y por supuesto el Ocean Bar que  con su pequeña pista de baile era el lugar donde despedíamos la noche con un nutrido grupo de miembros de la tripulación, escuchando el repertorio del Serendipity Quarter que a diario se esforzaban por ofrecernos alguna canción en español.
El teatro ofrecía shows de bastante calidad, casi siempre musicales y a cargo del pequeño elenco de cantantes y bailarines del barco o de algún artista invitado.

La gastronomía, siempre ha sido un punto fuerte de HAL y a bordo del Ms. Prinsendam hemos tenido una experiencia muy positiva, en cuanto a la calidad y elaboración de los alimentos.La presentación de los platos era un placer para los sentidos. Continúan con la tradición de servir langosta en distintas preparaciones y patas de cangrejo de Alaska  en las cenas de gala. A diario estaba disponible  un menú vegetariano que no había encontrado en años anteriores. El turno libre de cenas siempre funcionó perfectamente sin esperas y con un servicio amble y eficiente.
El buffet Lido, es de menor tamaño que en otros barcos y menos variado, pero no faltaba en los desayunos los croissants calientes ni el zumo de naranja natural. Siempre había café, infusiones, chocolate, limonada y otros jugos de frutas de libre disposición.

Poco puedo hablar de las excursiones del barco, ya que solemos programar las escalas por nuestra cuenta, pero en los puertos que se requería, ponían autobuses gratuitos para el traslado al centro de la ciudad.

El itinerario «Hechizo Celta» ha contado con escalas muy variadas e interesantes a través de Inglaterra, Gales, Escocia, Irlanda del Norte y República de Irlanda. Hemos visitado ciudades históricas y con historia, castillos, ruinas y una exuberante naturaleza, incluso hemos navegado por el Rio Shannon hasta el pequeño puerto de Foynes, la primera vez que un barco de cruceros llegaba hasta allí, todo un acontecimiento para la pequeña población. El tiempo no nos ha sido muy favorable, pero salvo en un par de escalas, hemos podido disfrutar de la visita sin grandes lluvias.
Sin duda alguna repetiría con este barco por varias razones: su excelente servicio, su amable tripulación; su exquisita  gastronomía; su tamaño, pequeño pero perfectamente equipado;Su manera de navegar;  sus itinerarios  diferentes y porque los 14 días a bordo se me han hecho muy muy cortos.»

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