10 Experiencias que le harán olvidar el precio del Crucero

Cuando vamos a una agencia a reservar un crucero, cuantificamos el producto que nos interesa. Bebidas gratis?, ¿incluye esto, lo otro?. ¿Cuanto vale el paquete de excursiones?. ¿Qué descuento me ofrecen?. Valoramos siempre nuestra oferta de ocio con criterio mercantilista, y generalmente rechazamos productos «premium», que no constan en la «oferta». Cierto que muchas veces dependemos de presupuestos ajustados, pero a veces no. Y digo yo…¿alguna vez has puesto precio a las experiencias?. ¿Esos momentos, que te hacen sentir, vivir, emocionarte, se pueden comprar?. Creo que no. Quizás por el mismo precio o tal vez por muy poco mas podrás vivir una experiencia singular. Si busco en el baúl de mis recuerdos de cruceros, hay cientos de instantes impagables, que solo he vivido en navieras upper premium o de lujo. La lista es larga, pero quiero compartir con vosotros «diez experiencias» únicas que NO TIENEN PRECIO. 

1) Duerme con las estrellas: ¿Cabina interior o exterior?. Pues realmente esa no es la discusión. SeaDream Yacht Club es lo más personalizado que podemos encontrar. Tanto, que pone las estrellas a nuestra disposición. Las camas balinesas en cubierta, preparadas con cómodos edredones de plumas y una delicada vela, nos permiten disfrutar de noches muy especiales. La navegación entre Mykonos y Santorini contemplando los miles de estrellas del Egeo, mientras solo se oye el rumor del agua del yate al avanzar, además de «jartarte a llorar», no tiene precio. 

2) El mar para ti : ¿Playas atestadas? ¿Compartir una piscina con decenas de pasajeros? Seabourn, con su marina retráctil, pone el mar a tu disposición. Poder nadar en una pequeña y recóndita bahía en Paros, con solo un grupito de personas, a modo de yate privado no tiene precio.

3) Buen servicio: Los tripulantes de los barcos de crucero son especialmente solícitos. Muchas veces su buenhacer se ve superado por el gran número de pasajeros y escaso número de tripulantes. Lamentablemente el malhumor y el disgusto se hacen sentir . Silversea es lo mas parecido a alojarse en casa de un conde británico. El mayordomo de nuestra suite nos ofrecerá nos ofrecerá sonriente su servicio lleno de detalles que marcan la diferencia. Desde plancharnos el smoking, lustrarnos los zapatos, hacernos llegar nuestro periódico habitual o traer nuestra bebida favorita. Ciertamente superará nuestras expectativas. Sentirse mimado no tiene precio 

4) Tea Time «English way». Una taza decente de té, con una buena selección de dulces no es complicado. Pero recrear toda la parafernalia de un gran y rancio hotel de época europeo es cuestión distinta. Nadie lo borda como Crystal Cruises con su Mozart Tea. Vestidos como la Viena de la época, es toda una experiencia sutil, refinada donde no faltan los mejores tes, los pasteles rivalizan con los del Café de la Opera de Viena, y sorber la noble bebida en tazas finísimas no tiene precio. 

5) Cocktails de yate privado: ¿No te cansan las enormes colas para entrar en el gran teatro de un barco de cruceros en la noche de gala?. ¿No te estresa ver al capitán allá en el escenario a lo lejos, mientras te peleas con decenas de personas para lograr un canapé? Imagínate un yate, cuya cubierta se engalana, para un grupo de selectos amigos. Nada de smokings. El champagne fluye por doquier, los canapés son excelentes creados por el Chef para la ocasión. Capitanes como Etianne Garcia saluda personalmente a cada pasajero, y habla con ellos por su nombre. ¿Un sueño de rico?. Pues no. En Compagnie du Ponant es el pan de cada dia. Ser tratado no como un número, sino como persona, no tiene precio.


6) Una tarde de concierto.
No nos engañemos. Las excursiones de cruceros son usualmente másivas, a veces poco atractivas, en algunos lugares con pausas largas en tiendas «amigas», y grandes grupos a toda prisa. Imagínate ser recibido en la casa de un compositor famoso noruego. Pasamos a un jardín con unas vistas maravillosas, en una tarde verano. Se abre un vino especial, mientras que nuestro artista en «petit comité» toca el piano para nosotros mientras anochece. Las experiencias en tierra especiales no tienen precio. 


7) Zarpa en el puente de mando
: No, no necesitas una programa de fidelización «ultra oro, diamante perla mega plus chupi guay». Si estamos en un yate en donde todo gira a nuestro divertimento, no hay «tabus». ¿Que eres un poco mitómano y deseas estar con el «capi».? Bueno, en la mayor parte de las navieras tendrás el puente de mando abierto, para que lo visites a voluntad, y no tendrás que apretarte en cubierta para ver como el barco sale o entra en los puertos más escénicos. Una ventana con vistas en la Bahía de Kotor no tiene precio. 

 


8) Surf on the Turf:
Los barcos de lujo huyen de los amarres saturados. No se mezclan  con los «enormes barcus vulgaris». Buscan puertos inéditos, o atraques en el cogollo. Pero hay sitios que te apetece un fiesta privada en una playa especial. Solo Seabourn, te pondrá en las playas más vírgenes del mundo, y tendrás, mientras estás dentro del agua, o en la orilla, caviar y champagne a discreción. Feel like a star. La privacidad y los detalles no tienen precio. 

9) El viento para ti: A veces necesitas sentirte libre. Necesitas que los elementos te transporten. Si buscas la esencia de la navegación, en navieras que operan con pequeños veleros (clásicos o modernos) como Windstar o Star Clippers podrás sentir como el viento empuja las velas. Podrás mascar el mar, y sobre todo fusionarte con una forma de navegación auténtica y especial. Que te pongan el viento para ti no tiene precio. 

10) Nunca te dirán «no». ¿No hay veces en que piensas que cuando embarcas en un crucero, seguirás decenas de normas?. No hay nada imposible en una naviera de lujo. Transfer al aeropuerto en un aeropuerto alemán. Mi chofer se da cuenta que me había llevado al aeropuerto equivocado. Debía desandar 80 kilómetros y quedaba poco para el embarque. Un flamante Porche aparece para subsanar el error. Ante mi cara de sorpresa  recibo una sonrisa y la frase: «no se preocupe. Nuestros pasajeros jamás pierden su vuelo». Que mis problemas, sean sus problemas no tiene precio. 


 ¿Todavía piensas, que el dinero lo es todo a la hora de elegir un crucero?

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