Paralelamente al crecimiento de los mercados americano y arábigo, Europa sigue creciendo como destino de cruceros. Según datos de CLIA (la Asociación Internacional de Líneas de Crucero) Europa, en 2013 visitaron el Viejo Continente 6,35 millones de cruceristas, lo que supone un incremento de un 4% respecto al año anterior y una nueva cifra récord. Pero no sólo eso, ya que en un intervalo de 8 años el número de cruceristas se ha duplicado; y tal vez lo más espectacular, desde el inicio de la crisis económica el sector de los cruceros en Europa ha seguido creciendo (salvo momentos puntuales), hasta un 43%.
Siempre según los datos de CLIA, 4 de cada 5 cruceristas eligió Europa como destino al menos una vez durante el año pasado, un porcentaje sólo comparable al del mar Caribe, el otro gran mercado a nivel mundial. La mayoría provienen del propio continente, pero también hay muchos que vienen de lugares cercanos (norte de África, oeste de Asia y en particular de la península de Arabia) o incluso del otro extremo del mundo. Las ventajas que ofrece el Mediterráneo respecto a otros destinos son un tiempo bastante más estable (sin época de monzones o huracanes), un clima que permite el turismo durante todo el año y una gran variedad de destinos en un tiempo de viaje relativamente corto que proporcionan la sensación de un viaje más completo y mejor aprovechado. Prueba de ello es que la mayoría de viajeros que han realizado un crucero por el Mediterráneo repiten la experiencia.
Esta crecida continua del mercado europeo lleva a muchas de las principales navieras a nivel mundial, como Norwegian Cruise Line, Carnival Cruise Lines o Holland America Line, además de algunas especializadas como CrosiEurope, a reforzar su presencia en el Mediterráneo: al mismo tiempo que se consolidan puertos tan fuertes como los de Barcelona y Civitavecchia (Roma), asistimos a un crecimiento de enclaves que hasta ahora eran menores en este sector, especialmente en la península itálica, la costa francesa y el Egeo. Esta diversificación de puertos responde a dos factores: por una parte, el aumento de la competencia hace que las navieras busquen diferenciarse diseñando itinerarios diversos; por otra, las propias localidades de la costa han descubierto que el sector de los cruceros tiene cada vez más importancia en el turismo y apuesta por él (sólo en el último año, CLIA calcula que se crearon alrededor de 327.000 empleos y beneficios por valor de unos 37.900 millones de euros).