El hombre, a través de la historia, ha vivido siempre en estrecha relación con el mar. Pero si hubiera que poner un origen a los cruceros de placer, seguramente habría que buscarlo en la Inglaterra del siglo XIX, cuando en plena era victoriana se funda la Peninsular Steam Navigation Company, más tarde rebautizada como P&O. Dos años más tarde, en 1840, en canadiense Samuel Cunard puso en marcha su servicio transatlántico entre Liverpool y Halifax con el buque de vapor Britannia, que zarpó en su primer viaje el 4 de julio.
La idea de navegar pronto se hizo popular, sobretodo gracias a escritores como Charles Dickens y William Makepeace, quienes con sus libros empezaron a promover la idea de navegar por placer y relataban aventuras a bordo de los buques que recorrían los puertos del Mediterráneo y del Mar Negro.En la década de los treinta nace la auténtica fiebre de la construcción de buques que combinaban la carga con el pasaje y que hicieron realidad lo que hoy en día representa un crucero.
Tras la I Guerra Mundial se construyó en Estados Unidos el Ocean Monarch, el primer barco concebido para la realización de cruceros. Su viaje inaugural partió de Nueva York con destino a las Bermudas.
Mientras tanto, en Europa buques como el legendario Caronia de Cunard Line realizaban el servicio trasatlántico en verano y largos cruceros de vuelta al mundo el resto del año. Eran Cruceros muy largos y caros. El Caronia fue el primer buque en incorporar un baño privado a cada camarote lo que, para la época, constituía un auténtico lujo.