Mucha gente podrá decir que las navieras son todas iguales, que «pagas lo que tienes», y que todo es cuestión de matices. Sin embargo, tras haber navegado en el Oceania Riviera, puedo decir que todavía hay navieras que marcan la diferencia, y que «recibes infinitamente más que lo que pagas». Upper Premium es el concepto de moda en el momento. Algo más que «Lujo low cost».
Oceania Cruises se define como una de las pocas «upper premium» del sector. O sea, precios razonables, calidad tan excepcional, que coquetea con las de lujo hasta invadir su espacio. Sus propietarios, ya comenzaron a experimentar con el concepto en Renaissance Cruises, y ahora con revitalizadas energías, han dado una vuelta a tuerca, y nos ofrecen un producto excitante,.
Los barcos de la Clase R, como el Insignia y Regatta, que terminaron en Oceania desde la extinta «Renaissance Cruises», son barcos exquisitos e íntimos. Eran muy populares, hasta el punto que, cuando la compañía decidió hacer crecer al nuevo barco: el Oceania Marina, al doble del tamaño de los barcos anteriores, y asegurar que no se perdería exclusividad, muchos fuimos escépticos. ¡¡¡Cielos, 66.000 toneladas¡¡¡ Enorme. Otra gran barco con servicio masificado. Tras visitarlo, nos maravillamos y pensamos que el producto podía funcionar. Quería comprobarlo, navegando en el Riviera.
Hay muchas razones del éxito de la compañía, y en especial de los nuevos gemelos Oceania Marina y Riviera, pero hay cinco esencialmente: o por lo menos, las que creo que son más significativas.
-Tamaño no significa masificación. Si entras en el hall, te da la impresión de estar en el Regatta por ejemplo, pero con el doble de espacio. Nada de gigantismo. Escalera circular, cristal de Lalique y mucho estilo. Caminas por todas las instalaciones, y respiras espacio. La sensación es especialmente notable en varias partes del barco, como la cubierta de piscina, en donde las tumbonas no se apelotonan, la piscina es tremendamente enorme, y no hay problemas para encontrar sitio en el buffet. Tamaño y privacidad pueden ir de la mano. De hecho siento que estoy en un antiguo R, que ha crecido, pero manteniendo la sensación de un barco pequeño y exclusivo. Los camarotes son terriblemente grandes.
-Cuestión de detalles; Estos comienzan en tu camarote, con bebidas no alcohólicas gratuitas en el minibar (y en todo el barco), agua en las excursiones, paraguas en los baños, shuttles gratuitos en los puertos. Escalas más largas. No sientes en ningún momento, que la compañía te mete la mano en la cartera para sacarte más dinero. Los productos de baño son exquisitos, y el Café del Baristas, una típica barra italiana, con café como Dios manda, fluye a discreción, sin necesidad de que pagues por él. Los detalles se ven en el exquisito comportamiento de su tripulación, que se anticipa a tus necesidades. Y con 1200 pasajeros no es fácil.
Los detalles siguen con los mejores programa de «enrichment» que existen. O sea, formación y cultura. Un centro culinario de fama universal (Bon Appetit Culinary Centre), no solo para cocinillas sino para chefs; o un Artist Loft en donde artistas de fama nos darán clases magistrales. Clases de golf, o auténticas figuras de talla universal dentro de los «seminarios» que se dan a bordo.
–Se trata de gastronomía: Comer, comer bien, se hace en cualquier barco, pero en Oceania es un punto destacado. En su maravilloso comedor clásico, que parece sacado de un antiguo trasatlántico de época se degustan las magníficas creaciones del masterchef Jacques Pepin; y el buffet sirven hasta tablas de Ibéricos increíbles, o postres de escándalo. Pero en la variedad está el gusto. Cinco restaurantes temáticos, sin cargo nominal para variar tus cenas.
Polo Grill, brasería estilo americana decorada en tonos burdeos y madera con carnes suculentas. La sofisticación del Toscana, con la mejor comida italiana. El elegante Bistro Francés Jacques, con la mejor cocina regional francesa. Además la sutileza oriental del Red Ginger, un sugerente espacio decorado en rojo y negro, con una fusión gastronómica universal notable. Y para terminar, La Reserve. Maridaje de vinos con cocina de autor.
–Barcos como si fuera tu casa: No espere encontrar un barco con estridencias. Tanto Frank Del Rio, como Bob Binder, quisieron que sus pasajeros se sintieran en un elegante club de campo de Palm Srings, o incluso en tu propia casa. Cada detalle se ha cuidado al máximo para ofrecer los interiores más hermosos, y sofisticados a flote. Mármol, mezcla ecléctica de decoración avanzada, clasicismo y vanguardia. Camarotes opulentos que van desde las elegantes Suites Ralph Lauren a los estándar en donde los baños de mármol, la madera, y las telas seleccionadas forman parte de la decoración del barco. Cada esquina es un despliegue de clase increíble.
–Ambiente elegante pero formal. Las navieras de lujo, a veces someten a sus pasajeros a un ambiente terriblemente formal, alejado de las vacaciones ideales. No meta ni smoking, ni traje oscuro en su maleta. El ambiente es Smart Casual. Eso significa «adiós a las esclavitudes del vestuario». El fin de los cuellos apretados con una corbata. El ambiente en todo momento, es elegante, informal y sobre todo relajado. Si la idea, es hacer sentir al pasajero como en casa, no hay que decirle al pasajero como vestir. O por lo menos dentro de las normas de lo que es una mínima etiqueta social.
Sin duda, Oceania es uno de los secretos mejor guardados, y referencia obligada para gente que busca calidad, con presupuesto moderado.